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El hombre, desde sus miedos o desde sus intereses, le ha ido añadiendo al rostro de Dios rasgos que no siempre han estado de acuerdo con el perfil de su rostro: son rasgos falsos. Y es bueno para Dios, y para nosotros, que los recordemos de vez en cuando para negarlos. |
NO a un Dios que sea
enemigo del hombre NO a un Dios que sea remedo del hombre NO a un Dios que sea enemigo de la materia NO a un Dios que ea incapaz de reír y sonreír NO a un Dios que ame el dolor y la desgracia NO a un Dios que se distancie de las alegrías humanas NO a un Dios que se imponga a base de temor NO a un Dios que mantenga sospechas sobre la razón del hombre NO a un Dios que se ponga nervioso ante la sexualidad humana NO a un Dios que se haga monopolio de alguien NO a un Dios que se quede con los filósofos NO a un Dios que rechace un sitio en las fiestas humanas NO a un Dios que se tape los ojos ante la realidad NO a un Dios que se tape los oídos ante el grito de los pobres NO a un Dios que se tape la nariz ante el hedor de la injusticia NO a un Dios que se tape la boca ante el grito de los hambrientos NO a un Dios que se tape las manos para no mancharlas NO a un Dios que se hace ley y se revela como norma NO a un Dios que acomode a la injusticia y a la mentira |